Nueva serie a la lista «para ver»: Line of Duty

Últimamente están saltando a la palestra varias series británicas, además de bastante calidad. Tienen un ritmo diferente al que nos tienen acostumbrados las producciones estadounidenses, pero, sin duda, esto les da su carácter. También su fotografía es diferente con una ambientación fría y gris. Destacan los personajes con dobleces y las tramas no tienen esa censura moral que tienen las del otro lado del charco. Son más incisivas, incomodan más al espectador. Además, como ventaja suelen tener bastante menos episodios (aunque de casi una hora de duración), lo que permite un minimaratón viendo toda la trama del tirón.

Line of Duty es una de estas series que nos llegan de las islas británicas. Estrenada en 2012 en BBC 2,  cuenta la historia de Steve Arnott, un sargento reasignado al AC-12, la unidad anticorrupción, tras una operación fallida en la Unidad de Contraterrorismo. Tras el incidente, el cuerpo policial quiere mentir para que no salgan a la luz los errores pero Steve se niega a seguir los pasos de sus compañeros. Como castigo, pero también gracias a su honorabilidad, será trasladado.

En esta nueva etapa profesional el departamento más odiado por la policía tendrá que investigar a Tony Gates, oficial estrella y líder del TO-20. El superintendente Ted Hastings sospecha de que se lucra con actividades ilegales y de que manipula qué casos coge para inflar las cifras de resolución y así conseguir su ascenso.

A Steve no le hace mucha gracia esta asignación, pues Tony es un reputado y condecorado agente al que todos admiran y apoyan. Además, cuenta con un currículo intachable y un ratio magnífico en cuanto a resolución de casos. Su unidad lidera el ranking en número de casos resueltos en Londres. Al principio se mostrará reticente a esta investigación, sin embargo, empezará a plantearse si esa reputación no será todo fachada, si lo que parece un policía modélico no lo será tanto.

El espectador ya sabe que no es oro todo lo que reluce, pues el modélico Gates tiene una amante, Jackie, a la que además ayuda a encubrir un atropello cuando esta conducía borracha. Lo que empieza con tapar un «accidente» parece que se va a enredar bastante más e írsele de las manos al detective, puesto que ella parece esconder más de un secreto. Al final todo tiene flecos.

Pero el verdadero protagonista es esta unidad AC-12, su transparencia, su impecabilidad, reflejada en su edificio. La sede como forma de presentarnos el mecanismo interno de la policía, la burocracia, los ratios, la política… Un punto de vista más resultadista centrado en los números (casos resueltos) y no en las víctimas.

En Line of Duty se trata la delgada línea entre el honor y la corrupción. Es un drama policíaco lleno de grises morales, que sirve de excusa para pasearse entre los límites del bien y del mal, tanto ética como legalmente. Si ya de por sí es difícil atrapar criminales, lo es más aún cuando tienes que acabar con los de dentro, puesto que se conocen todos los trucos. Cazador y presa se han entrenado con los mismos métodos, con la diferencia que el corrupto no solo juega siguiendo la legalidad, por lo que tiene más margen de maniobra. Así pues, el perseguidor tiene que buscarse las mañas para conseguir superarle. Es un juego de poder y tensión, y eso se nota ya en el primer capítulo. La escena en la que vemos el interrogatorio a Gates es una buena muestra de ello.

De momento en España sólo se ha emitido la primera temporada, pero en Reino Unido ya van por la tercera terminada. Cada una de las temporadas se centra en un caso distinto, lo que es de agradecer, aunque supongo que mantendrán un nexo de unión con los personajes y el departamento implicados.

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