Escape Room: El Monasterio, Escape 666 Room

Dicen que no hay dos sin tres. Y después del escape room del Búnker y del la Pirámide, no podíamos quedarnos ahí. En diciembre, aprovechamos para ir a Escape 666 Room El monasterio.

Monasterio

Esta vez volvíamos a ser cinco integrantes, sin embargo, todos repetíamos menos una de las participantes.No obstante, conseguimos entendernos bastante bien y superamos la prueba. Pero empecemos por el principio.

Esta sala de escape está ambientada como el ala de un monasterio en el que ocurren fenómenos paranormales. A causa de estos sucesos nadie se atreve a entrar, los últimos que se atrevieron fueron tres parapsicólogos de los que nunca más se supo. Así que, nuestra misión era la de investigar qué les sucedió e intentar descifrar el enigma. Y salir con vida, claro. Para ello contábamos con 75 minutos en lugar de los habituales 60.

Por ese motivo quizá había algo de incertidumbre y nerviosismo, ya que al tener más tiempo disponible imaginábamos que quizá sería algo más complejo. Pero llevábamos las mentes despejadas y dispuestos a superar la prueba. Ya habíamos conseguido salir vivos de dos (alguno de 3), con lo que no podíamos estropear la racha.

El Game Master nos explicó las normas del juego, nos avisó de algunos detalles que no forman parte del juego y después nos puso en situación. En este juego de escape las pistas se solicitan por teléfono inalámbrico. En el Búnker teníamos una pantalla y la chica nos iba preguntando si queríamos pista o si teníamos resuelto tal o cual acertijo. Nos observaba y oía. En La Pirámide, sin embargo, el chico solo tenía circuito de vídeo, por lo que si queríamos pista había que mirar a cámara todos juntos. Nos fue bastante bien, así que no llegamos a pedir ninguna. En este caso también estábamos siendo observados, pero la comunicación de dentro a afuera y viceversa, sería vía terminal.

Aunque hablamos de fenómenos paranormales y quizá suene a una sala del pasaje del terror, lo cierto es que no es nada claustrofóbico ni da sensación de paranoia o miedo. Quizá en algún momento falta un punto más de luz para la correcta realización de las pruebas, pero en general, la ambientación está muy lograda con numerosos detalles muy bien pensados. Eso sí, nada más entrar yo pensé que quizá nos iba a ser más difícil resolver la primera etapa por la cantidad de objetos y posibles pistas que hay por todos lados. Sin embargo, como éramos cinco, enseguida nos repartimos por zonas y fuimos descubriendo las pautas. La sala inicial la superamos más rápido de lo que esperaba.

Por otro lado, la siguiente etapa fue algo más compleja, que no tiene necesariamente que significar complicada. La resolución de los enigmas es muy original y variada. Hay que pensar un poco, pero una vez dentro del juego vas pillando la dinámica y va todo sobre ruedas. Eso sí, hubo algún enigma que no resolvimos en orden y cuando abrimos un cofre encontramos una pista que ya no necesitábamos. Me gustó que no todos los candados fueran iguales, que hubiera diferentes sistemas de aperturas y diversas formas de obtener esas claves.

Conseguimos escapar a los 58 minutos, incluso sin una pista que abría la puerta final que el game master se había olvidado de colocar. Además, no pedimos ninguna pista a lo largo del recorrido. ¡Somos unos máquinas!

Me pareció una sala muy original, muy bien ambientada y preparada con numerosos detalles. Tiene un plus de concentración que no había encontrado en los dos anteriores y no la recomiendo para menos de tres personas. Cuantos más ojos y cabezas pensantes, mejor. Cinco personas es un buen número, no noté que nos estorbáramos (quizá en el final hubo algo más de hacinamiento) y cada uno nos fuimos fijando en según qué detalles según las aptitudes, capacidades de observación y raciocinio de cada uno.

Sin duda, una experiencia recomendada para aquellos que quieren pasar un rato divertido trabajando en equipo resolviendo enigmas y enfrentándose a desafíos. Seguiremos probando más salas.