Home Before Dark nos presentaba en su primer episodio a la familia Lisko mudándose desde Nueva York al pequeño pueblo ficticio Erie Harbor después de que Matt, el padre, hubiera sido despedido del medio en el que trabajaba como periodista de investigación. Nada más trasladarse, su hija Hilde, una muchacha de 9 años con una mente muy despierta y una fuerte admiración hacia el periodismo, sospecha que la muerte de una vecina no es un accidente como cree la policía y abre su propia investigación paralela.
Acostumbrada a no ser tenida en cuenta por su edad y a que la miren con condescendencia, Hilde no se desanima y sigue sus sospechas llegando a descubrir que la muerte actual puede estar conectada con un caso sin resolver de hace años de la desaparición de un niño. La joven investigadora, acompañada por Donny y Spoon, sus dos nuevos amigos, no ceja en su empeño por encontrar la verdad, a pesar de que todo el mundo en Erie Harbor parece saber algo, incluido su propio padre, pero nadie quiere hablar.
Home before dark no es una serie especialmente original. Para empezar, está inspirada en la vida de Hilde Lysiak, una joven reportera que fundó un periódico local con la ayuda de su padre y consiguió entrar con tan solo 10 años en en la Sociedad Profesional de Periodistas convirtiéndose así en el miembro más joven de la SPJ, la asociación de periodistas más antigua de Estados Unidos. Además, recuerda a las historias de niños detectives que resuelven crímenes como las de los cinco de Enid Blyton o Flanagan de Andreu Martín y Jaime Ribera, historias que yo devoraba de pequeña. También tiene un punto de nostalgia en su banda sonora y fotografía que nos retrotrae a Los Goonies o ET. Esos niños con bicicleta que se mueven libres por el pueblo claramente nos llevan a los 80.
Por otro lado, tampoco es novedosa en su narrativa, pues hemos visto miles de historias donde unos forasteros llegan a un pequeño pueblo donde nunca pasa nada hasta que entran ellos en escena y cómo a partir de ahí empiezan a salir a la luz los secretos de todo el mundo. Y quizá por eso funciona, porque con el primer episodio la serie ya nos deja claro hacia dónde va. Si te gustan este tipo de historias o te has criado en los 80, con pocos minutos ya estás dentro.
Con esos mimbres arma una temporada que va de menos a más y cuyo peso cae prácticamente en su totalidad sobre su protagonista, interpretada por una magnífica Brooklyn Prince. La joven actriz consigue dar vida al personaje de Hilde con una sorprendente naturalidad y profesionalidad. No solo es su forma de hablar o expresarse sin que suene forzado o recitado, sino que también acierta con sus gestos y lenguaje no verbal. Consigue hacer además un buen tándem con Jim Sturgess, que interpreta a su padre. Ambos consiguen que la relación entre padre e hija parezca de verdad.
El resto de actores de la serie están también bien, el problema es que las tramas de sus personajes no interesan tanto como la principal. Home Before Dark cojea con personajes secundarios que solo funcionan como falso culpable o como justificación para desencadenar un nuevo movimiento por parte de la protagonista. Poco ayuda también la historia de la hermana adolescente y sus problemas en el nuevo instituto. Pero entiendo que al final se pretendía hacer una serie para toda la familia e introducir los dramas adolescentes consigue atraer a otra franja de edad más además de la infantil y la de los adultos que vivieron en los 80.
Home Before Dark podría haber funcionado año tras año hasta que Hilde tuviera la edad de la señora Fletcher simplemente centrando cada temporada en un caso. Sin embargo, se quedó en dos con un final lo suficientemente cerrado, pero también con una pequeña apertura por si se decidía su renovación. En su segunda temporada, sin que la protagonista haya superado del todo el caso del niño desaparecido, se presenta un nuevo misterio que repercute en el pueblo. En esta ocasión la tenaz periodista empezará a investigar las extrañas circunstancias en que se están produciendo muertes de aves y peces e intentará relacionarlo con que algunas personas del pueblo estén enfermando gravemente.
Esta nueva temporada engancha tanto como la anterior, pero también añade un punto más personal, más íntimo e intenso. Su misterio funciona poniendo sobre la mesa una conspiración más grande de lo que Hilde podría imaginar y manteniendo el suspense hasta el final. La protagonista sigue mostrando el carácter que habíamos visto un año antes y, aunque ahora es algo más madura y ha aprendido de sus errores, aún así no dejará de luchar por aquello que considera justo, incluso poniendo en riesgo no solo a sí misma, sino a los que la rodean. La serie sigue la fórmula en lo positivo, pero también peca de los mismos errores. Y es que mientras que la trama en la que está implicada la perspicaz muchacha es muy entretenida, las secundarias carecen del mismo interés.
Salvando esta cuestión narrativa y aceptando el detalle poco realista de que los padres de Hilde no la supervisen mucho ni tampoco le corten las alas cuando se mete en situaciones de riesgo, o que la propia niña no se comporte ni hable como alguien de su edad, Home Before Dark es una serie muy disfrutable que, con el misterio de fondo. pone en el centro del relato la importancia de ser tenaz y fiel a los ideales, así como a la búsqueda de la verdad y la justicia.
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