El día más feliz de tu vida

Desde que empezamos a comentar que nos casábamos y se corrió la voz, no han parado de llegarnos felicitaciones. La gente se emociona mucho, empieza a soñar, a recordar sus bodas y darnos consejos. A veces me da la sensación de que hay gente que me rodea que tiene más ilusión que yo. Bueno, no es que me dé la sensación, es que es así. Tal cual. Ya he dicho que para mí es un trámite sin más. Como el que tiene que darse de alta en la seguridad social cuando empieza a trabajar, hacerse el DNI con 14 años, o sacarse el pasaporte cuando vas a salir de zona Schengen. Como necesitas un par de testigos, pues ya que estás, te vas a comer. Afortunadamente, la gente más cercana, la que mejor nos conoce, sabía más o menos la idea que teníamos en mente, pero supongo que hasta que no llega, no son conscientes de verdad y a alguno le quedaba la esperanza de que, llegado el momento, al final hubiera bodorrio típico.

He oído tantas veces aquello de que es el mejor día de tu vida, que al próximo que me lo diga no sé si me voy a controlar. Yo guardo en mi memoria días importantes a lo largo de mi vida, y la gran mayoría se corresponden con logros personales. Una boda como esta que viene en camino, no es un día al que creo que haya que darle tanta importancia. Y aquí estoy, volviendo a escribir sobre un tema al que no le doy mucha importancia… Lo que realmente ocurre es que genera agobio por todo el entorno, por pensar en todo lo que me cuentan que planearon para sus bodas, para que todo saliera perfecto. Y sin embargo, nada es perfecto, porque no lo puedes controlar todo, porque generalmente el fotógrafo te controla, porque no te hacen el peinado que querías, porque fulanito se pasó con la bebida e hizo el ridículo, en fin, mil historias.

Y la verdad es que ahora entiendo la figura de la organizadora de bodas, porque es una empresa harto complicada. Se lleva mucho tiempo de la vida de los contrayentes, mucho dinero y muchas discusiones. Porque lo que he oído mucho es que al final los novios no paran de discutir a la hora de tomar decisiones. Y es que no es de extrañar, porque se concentran en pocos meses muchas decisiones. Que si el banquete, que si cuánta gente, que si las invitaciones, las flores, los trajes, el peinado de la novia, los complementos de la novia, las mil chorradas de la novia, los regalitos, las alianzas, las niñas de los pétalos, de las arras, el fotógrafo, el coche, el baile, el viaje. ¿Ya da agobio, no? Pues súmale además la presión de las familias, los compromisos, la gente que quiere que le des la invitación en mano… No tengo ni tiempo, ni ganas, ni ilusión, ni dinero para ese tipo de boda.

No me extraña que a final sea el día más feliz de tu vida, es que cuando llega, por fin respiras tranquila… Aunque claro, te dicen que es el día más feliz de su vida, pero entonces, ¿en qué lugar dejamos el matrimonio? Cuando te casas con la idea romántica de dar un nuevo paso, de ir más allá, de formar una familia y ese tipo de razonamientos, la boda debería ser un medio, no un fin. Y sin embargo, de todo lo que oigo, me da la sensación de que la boda era el fin y el matrimonio, bueno, algo que tendría que venir después.

Para mí, ya lo he dicho, es una firma sin más, y por es no le doy más importancia que la que tiene el día a día. Que es lo realmente difícil y ¡encima sin planificación!

Pero bueno, de lo que se trata es al final, ya que lo vas a hacer, que sea como los involucrados quieran, ni más, ni menos. Con los detalles que quieras incluir, al final, tiene que reflejar el estilo y la personalidad de los contrayentes. Y al que no le guste, que se case él y empiece a planificar. Que a veces la gente va con su mejor intención, pero no hace más que ejercer presión y agobiar con algo que se había planteado de una forma totalmente natural como una comida familiar íntima.

Así que, si estás en una situación similar, recomiendo algo que me está funcionando para mantener mi paz mental (al menos la mayoría de las veces): repetir el mantra «soy un junco hueco» y aquello de «asentir y sonreír», ya que muchas veces la gente sólo quiere alguien que le escuche su experiencia, y realmente luego le da igual qué es lo que vayas a hacer tú. Eso lo he notado porque más que preguntar, hablan y hablan.

Yo por hoy, me callo.

Serie Terminada: Chuck

Hace apenas unos días terminamos de ver Chuck. Se trata de una serie en la que el protagonista, Charles Bartowski, un trabajador de una especie de Media Markt en el área de informática, que un día recibe un correo de un excompañero de facultad que contiene cifrados en imágenes los archivos de la CIA y de la Agencia de Seguridad Nacional. Al abrir el mail, estos archivos se descargan en su cerebro convirtiéndose en un recurso muy importante para las agencias nacionales.

Chuck es una persona normal, vive tranquilo con su trabajo en el Buy More, con su hermana Ellie y el novio de esta (ambos médicos), y como todo protagonista, tiene a su amigo inseparable, Morgan. Sin embargo, tras la descarga de archivos en su cerebro, el programa llamado Intersect,  la CIA y la NSA enviarán a dos agentes, Sarah Walker y John Casey respectivamente para ayudarlo a seguir con su vida mientras le usan como fuente de información para cada uno de sus casos.

Así pues, con esta premisa, en cada capítulo nos encontramos con una misión en la que ambos agentes necesitan la ayuda de Chuck, que no tiene para nada madera de espía, lo que añadirá un toque de humor a la seriedad y riesgo que entraña el mantener el orden y la seguridad nacional. Paralelamente, mientras Chuck, Sarah y Casey están salvando el mundo, viviremos las aventuras del resto de empleados del Buy More, o de Ellie y su novio Maravilloso.

La serie cuenta con una cabecera muy a lo pelis de Bond. Y la música es muy pegadiza.

No creía que me fuera a gustar la serie tanto como me ha gustado, pero tiene una buena combinación que engancha capítulo tras capítulo. Por un lado la trama principal, con el punto de acción con cada misión, en segundo lugar, el toque de comedia de los personajes esperpénticos del Buy More, los líos en los que se meten, y finalmente el cómo Chuck tiene que hacer malabares para ocultar su nueva condición a su hermana.

Como siempre digo, la elección de actores es crucial, te hacen creer más o menos en una serie. En Chuck sólo conocía a Sarah, la actriz australiana de ascendencia polaca, Yvonne Strahovski que ya salía en Dexter en un papel mucho más enrevesado. Aquí es una especie de Sydney Bristow en Alias o una de los Ángeles de Charlie. Una chica de aparencia dulce, modosita, pero que te tumba con dos patadas.

El protagonista está interpretado por Zachary Levy, un actor no muy conocido, pero que cumple muy bien con el rol que le toca, combina a la perfección las exigencias las escenas de acción (para las que imagino que tendrá su doble) así como las dotes para la comedia. Tiene esa cara de inocente, de chico normal, perdido en ese mundo de espías que hace que te creas todas las meteduras de pata que comete por no estar entrenado como espía. Pero a la vez, también se adapta a la progresión de su personaje. Además, entre ambos hay muy buena química.

Adam Baldwin encarna a la perfección al Mayor Casey, el militar enfadado con el mundo, descontento con esa nueva misión de niñero, deseoso de más acción, amante de las armas, fan número uno de Reagan. Aunque parece que es el típico registro de este actor. Supongo que es lo que supone tener esa cara y esa forma física.

El contrapunto del serio Casey es Morgan, el cómico de la serie. Así como Casey ayuda a Chuck cuando se mete en problemas, el actor interpretado por Joshua Gómez, es quien provoca que el protagonista acabe enredado en sus líos. Y más allá de la comedia, rozando lo absurdo están Jeffster, el dúo de compañeros del Buy More formado por Jeff y Lester. Dos descerebrados, dos locos, dos personajes surrealistas al más estilo de Dos tontos muy tontos o los malos de Solo en casa.

Finalmente, los más normales, los que interpretan el contacto con la realidad son Ellie y Devon, ambos médicos, fabulosos, estupendos, maravillosos. Representan la feliz pareja: guapos, listos, en forma. Y también me parecen una gran elección, pues Sarah Lancaster pasa bien por hermana de Chuck, alta, morena, la cara angulosa… Y Ryan McPartlin encaja sin duda en ese Capitán Maravilloso que lleva de sobrenombre. Tan rubio, tan americano, tan musculado, tan inteligente…

Por todo ello, me he llevado una grata sorpresa con esta serie. Resulta muy entretenida, con su toque de acción, pero con esos gags que te sacan la sonrisa.

Ahora la duda de siempre: ¿qué ver después? Creo que toca finiquitar Psych. Con todo el dolor de mi corazón. Una pena despedirse de Shawn y Gus.

Cómo casarse por lo civil y no morir en el intento

Pues sí, me caso. Cuando lo dices, la gente te da la enhorabuena, y todavía es algo que no entiendo porque supone una vorágine de papeleo, trámites y planteamientos que vuelven a una loca.

Cuando llevas muchos años de relación de pareja, has dado el paso de comprarte una casa y casarte con el banco, parece que ya lo de casarse no tiene sentido, o que hacerlo ahora, es ir contracorriente. En nuestro caso no se trata ni de un paso más, ni de una formalización, ni tiene un aspecto idílico. Tal y como está la ley hoy en día, tiene más beneficios fiscales (alguno más, al menos) el estar casado. Desde poder hacer una declaración de la renta conjunta, hasta pensiones de viudedad, pasando por permisos laborales en casos de ingresos de tu pareja o su familia directa. Aún no entiendo para qué se crearon las parejas de hecho si no se les considera como unidad familiar. Pero ese es otro tema.

El caso es que cuando nos fuimos a vivir juntos y nos casamos con el banco, sabíamos que llegaría el momento en que firmaríamos el contrato y comenzamos a informarnos. Y ahí ya llega el momento en que te empiezas a desesperar como no te lo tomes con paciencia. Cuando algún amigo o conocido te dice que se casa por la iglesia, generalmente lo que te llega es «me caso tal día y antes tengo que hacer el curso prematrimonial». Hay más detalles, claro, pero en cuanto a por dónde empezar, parece que ese es el inicio, que uno va a la iglesia y le dice al cura que se quiere casar y éste le abre la agenda y le da a elegir. Nadie te habla de burocracia o será que no he prestado atención. Como no lo he vivido en mis carnes, no puedo aportar gran cosa, me centraré en la civil, que es la que conozco, y aún así, dudo que en todas las ciudades sea igual.

Lo primero que te preguntas es ¿por dónde empiezo? ¿Voy al ayuntamiento? Por suerte, cuando estábamos planteando el comenzar los trámites, una vecina de mi tía estaba en pleno proceso y en una reunión familiar nos habló de que había ido al registro civil. Al poco tiempo también una amiga decidió casarse y me sirvió de fuente de información. Pero ella vive en Madrid y es más directo puesto que vas al Registro Central de Pradillo. En mi caso, al ser Leganés, como las cosas de palacio, van despacio.

Nuestro periplo comenzó en diciembre 2013 solicitando el certificado de nacimiento de ambos en la página del Ministerio de Justicia. Te mandarán el certificado literal a casa, llega en apenas una semana y te mandan tantas copias como quieras. En principio sólo necesitas una, pero en caso de que vayas a repetir trámites (el expediente caduca al año) o la pudieras necesitar más adelante, no está de mal pedir dos. Hacia finales de mes, aprovechando que teníamos unos días de vacaciones, nos plantamos en el Registro Civil de Leganés a ver qué nos pedían y cómo íbamos de tempos para planificarnos.

Y ahí la realidad te golpea y eres consciente de lo lenta que va la burocracia en este país. Si pensábamos casarnos en primavera y zanjarlo a la brevedad, nos quitaron la idea de la mente en cuestión de segundos. Después de esperar una hora porque de tres ventanillas sólo atendía una, nos toca y nos comentan que esto no es llevar documentación e ir otro día a por el expediente. Nooooooo, vas un día, llevas la documentación, te la cotejan y te dan fecha para que la vuelvas a llevar MESES más tarde, junto con un testigo y entonces sí que te la recogen y comienzan a tramitarlo. Así pues, nos encontramos a finales de diciembre de 2013 y nos piden la siguiente documentación (ojo, esto en caso de que ambos contrayentes sean de nacionalidad española, si no, cambia un poco):

documentación– El certificado que os comentaba

Fotocopia de DNI de los contrayentes (y los originales)

Certificado de empadronamiento de los dos en el que conste la residencia de los dos últimos años.

– Además, allí, deberás firmar la declaración jurada de soltería. Que digo yo que adelantaríamos mucho si cruzasen datos entre los diferentes organismos oficiales (Hacienda, censo municipal, Seguridad Social…). Porque además, una hoja en la que dices que eres soltero sin comprobación alguna, me parece una soberana estupidez. Pero qué sé yo de leyes.

La amable funcionaria (no va con ironía, lo era) al comentarle que ya teníamos lo más complicado, el certificado de nacimiento, y considerando que el empadronamiento lo podíamos conseguir en el momento en el edificio de al lado, nos recomendó ir a casa a por toda la documentación y volver en el mismo día a entregarlo, porque ya estaban citando para finales de mayo de 2014. CASI SEIS MESES DESPUÉS. Así, que, a la carrera, a casa a por el certificado, hacer fotocopias de los DNIs, y a solicitar el certificado de empadronamiento. Vuelve al Registro, saca número, y cruza los dedos para que no te dé la hora límite (13:30) en la que cortan y se van a casa, tengas el número que tengas.

Tuvimos suerte y pudimos ser atendidos. Nos comprobaron la documentación, rellenamos la declaración de soltería y nos volvieron a citar para el 26 de mayo de 2014 con un testigo (puede ser familia, al menos en Leganés, al parecer en otras poblaciones, no). Así que a marcar el día en la agenda con hora y todo, esta vez sin número, y una anotación que nos recordase que para ese día tendríamos que pasar de nuevo por el ayuntamiento a pedir otro padrón, porque caduca a los 3 meses.

Y allá que volvimos meses más tarde. Recuperamos los papeles casi olvidados, solicitamos de nuevo el certificado de empadronamiento y entregamos la documentación. Mientras el funcionario la cotejaba, nos dio un pliego para que lo rellenáramos y así poder actualizar el censo.

censo

Además, has de completar una hoja en la que solicitas que te dejen casarte. Cuando le entregas estos dos papeles, comienza un paripé. El funcionario te lee una serie de preguntas, que da igual si dices sí o no, ya se sabe lo que tiene que poner y lo completa. Básicamente te pregunta si eres familia del otro contrayente, si vas coaccionado, si vas de libre voluntad… Se lee lo mismo 3 veces, a los dos contrayentes y al testigo, quien tendrá que asegurar que conoce a la pareja, la relación que les une a ellos y confirmar que no son familia y que se casan porque quieren.

También nos consultaron si nos queríamos casar en juzgado o ayuntamiento. La verdad, nos daba igual, pero en el juzgado sólo casan los jueves y dos bodas, mientras que en el ayuntamiento había la opción de 3 cada viernes y otras 3 los segundos y cuartos sábados de cada mes. Así que como queríamos más celeridad, decidimos descartar el juzgado. Con esto, te puedes ir a tu casa con la referencia del expediente (en un papel más pequeño que el ticket de un aparcamiento) y a esperar. Pero con calma. Con calma porque el expediente se va de peregrinación. En Leganés un funcionario comprueba los documentos presentados, la declaración y lo manda al Registro Central de Pradillo. Allí, pasa por la fiscalía donde verifican de nuevo, y si te dan el ok, abren el expediente. Cuando ya se tiene expediente, lo mandan de nuevo a Leganés, donde un funcionario abre auto e indica si no hay obstáculo que permita contraer matrimonio. Además, expiden una hoja de datos para presentar en el ayuntamiento correspondiente.

Pues bien, este acto estaba fechado a 8 de julio de 2014 y la hoja de datos a 3 de octubre. ¿Es una peregrinación o no? En octubre nos llamaron para recoger dicho acto y hoja de datos para posteriormente acudir al consistorio. Puede ir cualquiera de los dos, ya que en la última cita firmas una hoja en la que cada uno autoriza al otro a recoger la documentación. Este paso fue el más sencillo, puesto que en el ayuntamiento fue llegar, entregar la hoja, fotocopia del DNI de los contrayentes y solicitar día y hora. También nos hacía falta la fotocopia de DNI de los dos testigos (que no puede ser el que haya sido en el Registro), pero se puede entregar más adelante, por si no lo tienes claro. Y ahora sí, te puedes ir a casa y esperar a la boda.

Así que, burocracia y más burocracia. Casi un año para tres tonterías. Si el primer día te dijeran que llevaras un testigo, se podría dejar todo relleno y medio solucionado y sólo esperar a que devuelvan el expediente. No sé si yendo directamente a Pradillo habríamos recortado los tempos, porque estamos empadronados en otro municipio. Quizá sí, lo mismo en julio habríamos tenido el expediente y luego llevarlo directamente al ayuntamiento. En cualquier caso, nos llevó 10 meses sólo el trámite de apertura de expediente. Y a partir de ahí, a la carrera con los preparativos de la boda en sí. Porque esa eso otra, el expediente, firmado en mayo cuando abrieron el expediente, tiene validez de un año, es decir, que si fuimos en mayo 2014 y nos hubiéramos querido casar en junio 2015, no habríamos podido, sino que habría que empezar todo el proceso de nuevo. Vamos, todo muy sencillo. No es como en las películas americanas en las que se plantan en el juzgado, pagan 50$ por el certificado y en 10 minutos estás casado. Con estos pasos casi te da tiempo a separarte. Eso sí, todo gratuito (salvo las fotocopias que tienes que presentar). Al menos en nuestro caso, si vas a un ayuntamiento en el que no estás empadronado, te toca pagar.

En fin, que si os queréis casar por lo civil y queréis celebrarlo con toda la parafernalia, os recomiendo que en el momento en que empecéis a mover papeles, os planteéis buscar alianzas, adónde queréis viajar, el salón, los vestidos, las flores y demás historias.

Serie Terminada: Cinco Hermanos

La semana pasada os hablaba de A dos metros bajo tierra, una serie redonda. Excelente de principio a fin. La de hoy no es tan memorable. Es de esas series de pasar el rato, de desconectar. Sin embargo, tiene algo en común con la anterior. Se trata de una familia, de un negocio familiar y de un padre que muere en una celebración. Y además, tenemos también a una de las protagonistas, Rachel Griffiths. Hoy vengo a hablar de Cinco Hermanos.

La serie se emitió entre 2006 y 2011 y consta de 5 temporadas. La trama gira en torno a los Walker, una típica familia americana adinerada residente en Pasadena, dueña de una empresa familiar dirigida por el patriarca. Cuando este muere repentinamente de un infarto, saldrán a la luz muchos secretos que ocultaba William Walker, como los tejemanejes fiscales en Comidas Ojai e infidelidades.

Aunque es una serie coral, quizá hay una hermana que tiene algo más de protagonismo. Partimos de la vuelta a casa de Kitty (Calista Flockhart) desde Nueva York a Los Ángeles para trabajar en un programa de debate político en televisión: Azul, blanco y rojo. Ella es una periodista política de toque conservador, algo que le hace chocar con la mayoría de los miembros de su familia, sobre todo con su madre, Nora. De hecho, el que Kitty se fuera a Nueva York en su día se debía a una gran discusión con la matriarca, que es demócrata, puesto que esta última consideraba que había empujado de algún modo al hermano pequeño a alistarse para participar en la guerra. Así pues, el regreso es algo tenso. Si lo unimos a la muerte de William y lo que se descubre después, tenemos una familia a la que su mundo se ha puesto del revés.

Pero, ¿quién integra esta familia?

William Walker aparte, tenemos a Nora, una mujer que dejó su vida de lado para ser la típica ama de casa y madre de cinco hijos. Es una madre abnegada y protectora, que quiere enterarse de todo lo que les ocurre a sus hijos y solucionarles los problemas. Es el eje de la familia. No sé si es por la actriz que la interpreta que no es la típica que está recauchutada y quiere aparentar 20 años menos, Sally Field, o el personaje en sí, pero el caso es que podría ser la típica madre repelente metomentodo, sin embargo, por el contrario, es una mujer que resulta entrañable, simpática y carismática. A la muerte de su marido descubre que éste le ha sido infiel durante muchos años y que hay un Walker más fruto de esa relación. Y aunque es un duro golpe para ella y se siente traicionada, decide acercar ese hijo secreto al resto de los legítimos. Porque ella lo que busca siempre es esa unidad familiar, que estén todos unidos. Y aunque sus hijos se quejen de que se entromete en sus vidas, en el fondo todos acuden a ella en algún momento. A pesar de las piedras que se encuentra en el camino con tanto secreto que sale a la luz, es una mujer fuerte, luchadora, que se reinventa. Y tiene un toque irónico que pone a cada uno en su lugar.

Los cinco hermanos:

Sarah: Está casada y tiene dos hijos. Trabaja en una empresa privada, pero en la lectura del testamento su padre la deja como presidenta de la empresa. De nuevo una buena elección de actriz. Su papel no tiene nada que ver con la neurótica de A dos metros bajo tierra. Es una mujer sensata, que no aprueba las ilegalidades de su padre y que intenta conciliar vida laboral y familiar.

Kitty: Ya hablé de ella más arriba. Muchas tramas giran en torno a ella, y la verdad es que Calista Flockhart sigue siendo Ally McBeal, se supone que tendría que haber un cambio de registro, como Rachel Griffiths, pero tiene esos aspavientos, es algo histriónica. No termino de creérmela. Aunque también puede ser porque el personaje en sí es algo insufrible, tan conservadora.

Tommy: Es el hermano más insulso, un personaje que tampoco aporta mucho salvo la rivalidad con Sarah. Trabajaba codo con codo con su padre, es el vicepresidente, y a su muerte, espera alcanzar la presidencia, pero cuando se lee el testamento y descubre que su padre confiaba antes en su hermana, aflora la rabia. Es insustacial, no hace más que meterse en problemas y esperar que vengan los demás a solucionárselos. Está casado con Julia, otro personaje que ni fu ni fa.

Kevin: Casi al final de la serie descubrí que era el actor de The Americans, una de esas series que he visto el piloto, me ha enganchado y tengo pendiente de atacar. Una grata sorpresa Matthew Rhys, es el hermano gay, pero no es el gay estereotipado de las series en el que todo gira en torno a su inclinación sexual. Es abogado, le va muy bien profesionalmente en un gran bufete. Sin embargo, en el aspecto sentimental anda dando tumbos pues no termina de comprometerse. Aunque su padre le confiaba los asuntos legales de la empresa familiar, no había muy buena relación entre ellos por su homosexualidad, ya que William Walker era republicano como Kitty.

Justin: Es el hermano pequeño, al que todos protegen. Se alistó y a su regreso de la guerra volvió tocado y adicto a las drogas. Protagonizado por David Annable, también lo considero un acierto, el personaje de hijo menor, algo consentido y mimado, rebelde, que busca su sitio tras volver de la guerra lo interpreta muy bien. A lo largo de la serie es el hermano que más madura, quizá junto con Kevin, aunque Justin tendrá un proceso más duro.

Completan el elenco Holly Harper, la amante de William, un personaje antagonista a más no poder de Nora. Es la fuente de todos los conflictos en el comienzo de la serie, y se palpará la tensión no solo con la madre, sino también con Sarah o Justin. En esta entrada en los Walker tan accidentada y sorpresiva, la acompaña Rebecca, su hija, que cuando regresa de Chicago se encuentra con que es la hija secreta de William. Es una chica dulce, que ve cómo Nora y Justin hacen lo posible por integrarla en el clan.

Y finalmente, Saul, el hermano de Nora, que a la vez trabajaba en la empresa familiar con su cuñado y que ocultaba sus secretos. A pesar de que le ocultó muchas cosas a su hermana, cumple el papel de desahogo y apoyo para el resto de integrantes de la familia, y sobre todo de Nora. Está siempre intentando ayudar, sacrificando su vida personal incluso. A Ron Rifkin le conocía de Alias, y no me terminaba de cuadrar con el personaje de sensible hermano y tío mediador con todos. Le sentaba mejor el papel de malvado.

Con estos personajes y todo lo que va apareciendo tras la muerte del padre, no podemos esperar otra cosa que un drama. Hay tensiones, rencores, conflictos, sentimientos que afloran a lo largo de los episodios. Son melodramáticos, discuten a voz en grito, se chillan… Cada problema, aunque sea una nimiedad, salta por los aires, explota, salpica y revuelve la estabilidad de toda la familia. Sin embargo, la serie tiene muchos tintes de humor. En parte por el personaje de Nora, pero también por la relación que tienen los hermanos entre sí. Son unos cotillas y a la mínima novedad, rumor o secreto, están llamándose entre sí para contárselo, lo que crea situaciones de lo más divertidas.

Así son los Walker, que lo mismo se chillan, que se gritan te quieros a los cuatro vientos y están para apoyarse unos a otros, gastarse bromas o montar una fiesta con cualquier excusa.

Las mejores temporadas quizá son las dos primeras, a partir de ahí la cosa flojea un poco con demasiados reveses y mucho rizar el rizo, que parece que todo les pasa a ellos. Hay mucho tinte político a lo largo de toda la serie, se trata la homosexualidad, adopciones, infertilidad…

Es una serie para pasar el rato, entretenida, con su toque de dramatismo pero también de humor. Y lo bueno que tiene un final cerrado, que me da mucha rabia ver temporadas y temporadas de series y que luego hayan terminado de cualquier manera por una cancelación.