¿Por qué me gusta Monk?

Inauguro una sección que no es idea mía, sino que se la he copiado a los chicos de Vayatele. Como me ha parecido una buena idea y mis amigos dicen que soy una «friki» de las series, pues ahí va.

He decido comenzar por Monk porque ultimamente con la huelga de guionistas me he visto obligada a retomar series que tenía olvidadas. Empecé a ver Monk por recomendación de Chacho (para que luego no te enfades, no te quito méritos, las cosas como son), el problema es que Telemadrid la ha maltratado, se quedó en la 2ª temporada, después la ha debido retomar, porque no hace mucho un domingo por la tarde haciendo zapping en los intermedios de los resúmenes del fútbol, me encontré con un capítulo de la 3ª. Así que, empecé a verla de nuevo.

Adrian Monk (protagonizado por Tony Shalhoub) es un ex-detective de la Policía de San Francisco que fue «expulsado» del cuerpo porque tras el asesinato de su mujer sufre un desorden obsesivo-compulsivo, además de una serie de fobias. Esta enfermedad le lleva a encerrarse en casa durante años y no relacionarse con el mundo exterior. Gracias a Sharona, su enfermera (luego se convertirá en ayudante y le acompañará como si fuera su sombra), consigue salir de casa, aunque eso sí, las fobias, manías y obsesiones le siguen allá donde va. Y eso es lo que le hace peculiar.

Monk es tremendamente bueno en su trabajo, tiene un maravillosa memoria fotográfica, además de una increíble habilidad de conseguir que las pistas encajen. Por eso, Monk trabaja como detective privado y asesor de la Policía, que recurre a él cuando tiene un caso complicado. Y mientras, Adrian, suma puntos para una posible readmisión. Una readmisión que espero que nunca llegue, porque, obviamente eso sería el fin de la serie.

Además de Sherlock y Watson (Monk y Sharona), están el capitán Stottlemeyer y el detective Disher, paradigmas del poli torpe. Y a partir de la 3ª temporada, Sharona, que era madre divorciada, se vuelve a casar con su ex-marido y se marcha a New Jersey, con lo que Monk ha de contratar a una nueva asistente, una viuda madre de una niña, que entenderá bien lo que supone para el protagonista la pérdida de su mujer.

Los casos de la serie no son grandes misterios, en ocasiones incluso se sabe de antemano quién es el asesino, pero no importa, porque lo interesante no es la meta de descubrir al asesino, sino qué hará Monk para descubrirlo y qué fobia le atacará esta vez. Es capaz de levantarse en mitad de la noche a pasar la aspiradora o limpiar el baño, todo ha de estar recto e igualado (no es aceptable que haya dos vasos y uno tenga más líquido que otro), los alimentos separados en platos para que no se toquen, sólo bebe agua embotellada y de una marca concreta, después de dar la mano a alguien usa una toallita para limpiarse, tiene un movimiento de hombros peculiar cuando algo no cuadra, tiene fobia a la leche, va impoluto, por supuesto… en fin, hay puntos realmente tronchantes, pero lo mejor es que lo veais por vosotros mismos, no quiero destriparos los capítulos. Su frase: «Es una bendición… y un castigo».

Os dejo una escena que a mí me encantó:

El capitán y Monk entran en una casa y hay un terrario con una serpiente, pero un letrero con dos nombres, Monk se sube a la mesa

Capitán: Pensaba que tenías miedo a las alturas.

Monk: Las serpientes ganan a las alturas. El orden es gérmenes, agujas, leche, muerte, serpientes, setas, alturas, multitudes y ascensores.