Dejábamos Viena para dirigirnos a nuestra última parada del viaje: Praga.
Un trayecto de 4 horas en el que pasábamos por Brno. Así pues, decidimos hacer una parada para estirar las piernas y visitar la ciudad, que se encuentra a 40 km de Austria y 60 de Eslovaquia.
A mí sólo me sonaba de las carreras de motos. Sin embargo, es la segunda ciudad más grande de la República Checa por población y superficie. Además, es la sede de la autoridad judicial de la República Checa, del Tribunal Constitucional, del Tribunal Supreno, del Tribunal Administrativo Supremo y de la Oficina del Fiscal Supremo. También es un centro administrativo importante.
Brno como ciudad se fundó en 1243 y a partir de ahí empezó a desarrollarse. En la segunda mitad del siglo XIII llegarían los colonos alemanes, flamencos y valones y con posterioridad los judíos. En el siglo XVI pasa a ser territorio Habsburgo.
Además, fue importante en la historia de la Guerra de los Treinta Años contra los suecos entre 1643 y 1645 dada su oposición. El general sueco que intentaba conquistar Brno en el 45, cansado ya de tanta contienda bélica, proclamó que si para mediodía no se había hecho con la ciudad, se rendiría. El campanero de la catedral muy avispado, adelantó las doce campanadas a las once de la mañana haciendo que el sueco cumpliera su promesa y se retirara. Desde entonces, las campanas de la catedral dan las 12 cuando aún son las 11.
En el siglo XVIII la ciudad cobró importancia en el ámbito textil y a final del siglo XIX, tras la llegada del ferrocarril, llegó a ser uno de los principales centros industriales de Austria-Hungría. La Revolución Industrial influyó mucho en Brno.
A partir del siglo XX la ciudad se verá azotada por los nacionalismos y las dos guerras mundiales. Tras el final de la primera, Brno se queda en Checoslovaquia, a pesar de tener población mayoritariamente alemana.
A finales de siglo, con la desaparición de Checoslovaquia y la creación de la República Checa, Brno se queda como capital de Moravia haciendo la competencia a Praga, capital de Bohemia. Aunque a mí me parece que están a años luz una de otra. Los puntos más importantes de Brno son el Castillo y la fortaleza de Spilberk, así como la Catedral de San Pedro y San Pablo en la colina Petrov. Destacan también la plaza de Moravia y la de la Libertad.
La fortaleza de Spilberk domina la ciudad. Fue presión estatal, y durante la II Guerra Mundial fue usada por la GESTAPO como centro de tortura. Hoy en día alberga el museo de historia de la ciudad.
El edificio más antiguo de Brno es el antiguo Ayuntamiento, del siglo XIII. De él destaca su alta torre. Se puede subir a ella para obtener unas buenas vistas de la ciudad.
El portal, del gótico tardío, fue construido por Antonio Pilgram, el mismo de la Catedral de San Esteban de Viena. Destaca la torreta principal que está inclinada. Cuenta la leyenda que se debe a que el ayuntamiento no pagó al arquitecto lo que habían acordado y, este, como venganza, decidió, en un acto de ironía, dejar inclinada la torre que está encima de la estatua de la Rectitud.
La Catedral de San Pedro y San Pablo se encuentra sobre el emplazamiento de un antiguo castillo que había en la colina Petrov. Es de estilo gótico tardío del siglo XIII y renovado en barroco entre los años 1743 y 1746 después de que sufriera un incendio provocado por los suecos en 1645 cuando intentaban hacerse con la ciudad.
Las torres y la fachada no se acabaron hasta principios del siglo XX. Las vidrieras de colores en la catedral son una verdadera joya.
Cerca de la catedral encontramos el Monasterio de los capuchinos de Brno con la Iglesia del Descubrimiento de la Santa Cruz.
Se trata de un edificio, de origen barroco temprano, donde se encuentra la valiosa biblioteca de los capuchinos. En el interior del monasterio está la tumba de los capuchinos, donde reposan momificados miembros de la orden así como importantes personalidades de la ciudad.
En nuestro recorrido llegamos a la Iglesia de San Miguel, una iglesia dominica blanca que se construyó entre los años 1658-67.
Adentrándonos más, alcanzamos la Plaza de la Libertad, que es la principal de Brno y su centro neurálgico. En ella encontramos la Columna de la Peste.
Seguimos hasta la iglesia más valiosa de Brno: el templo de San Jacobo el Grande, con sus extraordinarias bóvedas en estilo gótico tardío.
Casi saliendo ya del centro de la ciudad se encuentra la Abadía de Santo Tomás. Un monasterio de los agustinos donde residió el famosos genetista de los guisantes Gregor Mendel. En sus huertas desarrolló las leyes de la herencia.
Es la única abadía agustiniana en el mundo.
Volvimos sobre nuestros pasos hacia el centro con dirección a la estación. No nos dio para mucho más la parada, pues íbamos pendientes de coger el próximo tren.
Nos vino bien la parada para estirar las piernas y airearnos un poco en lugar de tirarnos cuatro horas sentados en un tren, pero Brno no nos atrajo en demasía, la verdad. Además, empezaba a hacer calor. Con lo bien que habíamos estado hasta el momento.
Por cierto, los trenes son bien cómodos y equipados con sus bandejas y asientos reclinables. Asimismo, dejan un buen espacio para estirar las piernas y descansar.
Praga, allá vamos.
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