Serie Terminada: True Detective

True Detective se estrenó allá por el 2014, tomando el relevo de la recién finalizada Breaking Bad como serie del momento. Público y crítica quedaron fascinados por esta ficción lo que llevó a la cadena a renovarla por una segunda temporada a pesar de que había sido concebida como una miniserie. Sin embargo, pareció cumplir aquello de segundas partes nunca fueron buenas, ya que su nueva tanda de episodios no solo no tuvo el mismo éxito sino que fue gravemente descalificada al no cumplir con las expectativas de los espectadores con su nueva historia y diferentes personajes. HBO decidió entonces darle un descanso y no emitió la tercera y última hasta 2019, momento en que parece que recuperó las buenas puntuaciones.

Yo, que he visto la serie en 2021 del tirón, he de decir que ni la primera es tan brillante, ni la segunda tan mala. Y quizá la temporada más entretenida de las tres es la última. Aunque sin tirar cohetes.

En la primera temporada la acción arranca en 2012, cuando la policía de Luisiana interroga por separado a los detectives Rust Cohle y Martin Hart sobre un caso en el que trabajaron allá por 1995. Parece que un cadáver recién descubierto puede guardar relación con aquella investigación. La declaraciones de Cohle y Hart se intercalan en la narración con los hechos del pasado poniendo en ocasiones en evidencia que hay mucho que callan y otras cosas que adornan o no cuentan como realmente sucedieron.

Si hay algo que destaca en esta temporada es la atmósfera que transmite y que construye un misterio, su fotografía con escenarios de zonas rurales de Luisiana, una banda sonora con sello único y las interpretaciones de Matthew McConaughey y Woody Harrelson. La historia con ese punto místico y filosófico, meh.

En la segunda temporada sin embargo cambiaba todo. Los personajes, la escenografía, la temática… Hasta la cabecera. Aquí no había dos líneas temporales, ni cuestión mística, aunque seguía siendo cínica y oscura. Esta entrega giraba en torno a una trama de corrupción policial y urbanística en California. Una historia más tradicional de gente poderosa haciendo y deshaciendo a su antojo con tal de mantener el poder.

En este caso en lugar de dos protagonistas, contaba con cuatro. Por un lado, en la parte de la ley, Velcoro, detective de la ciudad ficticia de Vinci; Bezzerides, una policía de la oficina del sheriff del condado; y Woodrough, un agente estatal de carreteras. Por el otro, un mafioso que quería salvaguardar su posición como empresario legal. No obstante, pese a ser diferentes a Cohle y Hart, psicológicamente estaban tan tocados como ellos y buscaban reinventarse dejando atrás el pasado. Volvíamos a tener de nuevo unos personajes desestructurados y con sus demonios personales. De hecho, podríamos decir que los cuatro eran el mismo arquetipo.

El hecho de contar con un reparto más coral hizo que tendiera a diálogos artificiosos y a una dispersión narrativa que no ayudaba para nada a entender muy bien de qué iba la trama con tanta corruptela, mafia y proxenetismo. De poco sirvieron actores de renombre como Colin Farrell, Rachel McAdams o Vince Vaughn.

Finalmente, la tercera temporada llegó tras un hiato temporal importante, con lo que Nic Pizzolatto, su creador, tuvo tiempo para repensar la historia que quería contar y cómo quería contarla. En vista de las críticas que pesaron sobre la segunda, parece que decidió hacer como si no existiera y volver a la estructura de la primera que tan buen resultado le dio. De hecho, llega a vincular ambas mostrando en una escena de la tercera la cobertura en un periódico del caso de Cohle y Hart.

Esta última entrega se traslada a un pueblo de Arkansas en 1980, donde los hermanos Purcell, Will y Julia, no vuelven a casa tras haberse marchado por la tarde a jugar – supuestamente – al parque. Los detectives Wayne Hays y Rowland West, son los encargados de llevar la investigación. No obstante, lo que se nos va contando de aquella época pasa por el filtro de los recuerdos del detective Hays, quien ya retirado y con problemas de memoria a sus 70 años está siendo entrevistado para un documental. Retrocede no solo a 1980, sino también a 1990, cuando, al igual que en la primera temporada, él y su compañero fueron interrogados por separado por otros dos policías que querían valorar si un nuevo descubrimiento era suficiente para reabrir el caso.

Aunque la trama es más fácil que seguir que la de la temporada anterior e incluso más interesante que la primera, lo cierto es que se podría haber reducido a un par de episodios, ya que no había tanta tela que cortar. Y esto creo que se debe a que en realidad True Detective no está tan interesada en el caso en cuestión como en los personajes. Los asesinatos, corruptelas o desapariciones no son más que excusas para ahondar en la psicología de los protagonistas. Ellos son el verdadero misterio de cada una de las entregas.

En las tres temporadas el común denominador son unos personajes (hombres especialmente, ya que es una serie muy masculina) torturados, con unos demonios personales que les atormentan y un caso pendiente de resolver que les desgasta profesional y personalmente. No exteriorizan sus emociones (salvo la ira, claro) y cumplen con el prototipo del policía convencional dentro de cualquier ficción noir.

Otro aspecto que vertebra toda la serie es la ambientación sórdida (el paisaje es un protagonista más) y el retrato de las desigualdades entre clases sociales de la sociedad estadounidense, sobre todo de una América profunda y decadente. Esa que vive más allá de las grandes ciudades, en lugares inhóspitos y con pocas expectativas de futuro. Comunidades en las que el crimen, la violencia y el hambre son el pan de cada día. En la primera se muestran las zonas más rurales del sur del estado de Luisiana, en la segunda se traslada a una California más callejera y finalmente en la tercera se ubica en la región montañosa de los Ozarks, una zona muy pobre de Arkansas.

True Detective es una serie cuya premisa va en la línea de lo que me gusta, pero que por el contrario no me ha terminado de convencer. Y es que todo lo que cuenta ya lo he visto o leído antes. Quizá el error ha sido haber dejado pasar tanto tiempo desde que se estrenó hasta su visionado, puesto que me dio la sensación de estar ante una ficción anticuada en la que todo giraba en torno a señores en crisis con problemas, un prototipo bastante pobre de personajes que en la televisión moderna ya parecía que se estaban dejando atrás.

En general, veo una serie de tantas cuyo escenario es un entorno deprimido en el que ocurre una tragedia y los encargados del caso son unos detectives llenos de fantasmas del pasado y con nula capacidad de sociabilización. A su alrededor, orbitando, objetivizados y sin personalidad, los escasos personajes femeninos. Por su parte, los villanos son hombres poderosos que actúan impunemente porque toda la comunidad depende de alguna manera de ellos. Quizá lo único a lo que no se le puede poner pegas a True Detective es su factura técnica en lo que a fotografía y banda sonora se refiere. Por todo lo demás, es una serie que aparenta ser mucho mejor de lo que realmente es y que se ha alabado por encima de sus capacidades. Sobrevalorada.

Una respuesta a “Serie Terminada: True Detective

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.