Serie Terminada: This is Us

El estreno en 2016 de This is us fue todo un éxito. Su tráiler batió récords de reproducciones y su capítulo piloto se convirtió en el más visto de aquel otoño. Una semana más tarde se confirmó que tendría temporada completa y tras el parón navideño no solo renovó por una más, sino por dos. Desde entonces hasta su finalización en este 2022 no ha dejado de ser un fenómeno tanto a nivel audiencia como en el de crítica y premios. Lo curioso es que, de entrada, la serie podría haber pasado desapercibida entre una oferta televisiva tan extensa. Sin embargo, su premisa original logra sorprender al espectador al entremezclar las tramas y revelando al final del primer episodio la relación existente entre estos cuatro personajes que cumplen 36 años el mismo día.

This is us es la historia de una pareja, Jack y Rebecca, sus tres hijos (Kevin, Kate y Randall) y el paso del tiempo a lo largo de cinco décadas. Narrada desde el presente, la serie juega con las líneas temporales y va hilando las vidas de los protagonistas vinculando por medio de flashbacks un suceso acontecido en el ahora con alguna situación ocurrida en el pasado. Ahí radica su atractivo, en esta manera particular de contar la historia, una fórmula que, aunque permite crear cierto misterio y plantar semillas sobre lo que aún no se nos ha contado, requiere de una gran planificación en los guiones. En ese sentido imagino que tiene mucho que ver que la idea estuviera concebida inicialmente como largometraje; supongo que Dan Fogelman, su creador, tenía un esquema claro de lo que quería contar, de los acontecimientos claves que atravesarían a cada miembro de la familia y de hacia dónde quería ir.

Los personajes están muy bien construidos, cada uno con su identidad, sus traumas y sus fortalezas, aunque para llegar a conocerlos hay que dejar que la serie se desarrolle y se vayan abriendo, como si de unas sesiones en la consulta psicológica se trataran. De inicio encontramos a una Kate insegura principalmente como consecuencia de su obesidad. Se siente atrapada en una vida que no es la que le gustaría llevar, por eso se apunta a un grupo de apoyo e intenta adelgazar. Kevin, su mellizo, a pesar de que es alto, guapo y rubio y tiene una carrera de éxito como actor, sin embargo también tiene la autoestima tocada porque igualmente siente que todo en su vida gira en torno a su físico y que este determina el tipo de papeles insulsos que le ofrecen. Al igual que su hermana decide que ya está bien, que es hora de dejar el eterno personaje de guaperas y probar con otros proyectos más ambiciosos y que siempre ha querido hacer. Por último, Randall, el tercero de los tres hermanos, está bien posicionado económicamente, feliz casado y tiene dos hijas, pero arrastra el trauma de no haber conocido a su familia biológica. Llegados a esta edad decide que es el momento de contratar a un investigador y buscar a su padre.

Así pues, encontramos a los tres hermanos Pearson en un punto de inflexión de sus vidas. Y a medida que avanzan los capítulos los vemos madurar, luchar contra sus demonios y superar sus traumas a su manera y a su ritmo. Los tres se quieren, pero guardan en su interior los rencores de una infancia vivida de forma diferente pese haber compartido el mismo techo, los mismos padres y el mismo tiempo (al ser trillizos no es como cuando hay salto generacional entre hermanos que pueden vivir contextos sociales distintos).  Descubrimos de dónde les vienen sus inseguridades y cómo cada uno de ellos construyó su yo adulto. Y especialmente cómo afrontó cada uno de ellos la muerte de Jack, su padre.

Kate, que era la niña de papá se vio de repente sin su persona favorita y con el cargo de conciencia de haber sido la responsable de su muerte. Con una madre con la que no tenía afinidad y por la que se sentía juzgada y con la que ella misma se comparaba, se encerró en sí misma y tapaba su tristeza y soledad con comida.

Randall por su parte era el niño de mamá. Cuando Rebecca pierde en el parto al tercer bebé y lo adoptan, ella siente que les falta conexión, así que durante toda su infancia pone especial hincapié en que este se sienta integrado en la familia y que nunca se sienta diferente a sus hermanos a pesar de ser adoptado y tener otro color de piel. Esto hace que ambos tengan un especial vínculo, así que cuando Jack muere, Randall siente la responsabilidad de cuidar de su madre y se pone al frente de la familia intentando controlar todo, quizá para demostrar de alguna manera que es un Pearson más.

Kevin por tanto se sentía como el último mono. Con los duetos Kate-Jack y Randall-Rebecca, a él solo le quedaba ir mendigando atención. Así, desde pequeño intentaba ser el más simpático, el más gracioso, el más mono, el mejor en deportes… Siempre sintió que estaba en la sombra, y especialmente nunca fue buena la relación con Randall, de quien pensaba que era un privilegiado. Cuando se le juntan una lesión que le impedirá ir a la universidad becado y la muerte de su padre, Kevin se refugia en la bebida.

Kate tiene una evolución a lo largo de las seis temporadas en que llega a conocerse a sí misma. Se enamora, descubre cuál es su pasión, decide ser madre a pesar de que un embarazo puede poner en riesgo su salud… y se reconcilia con su madre. En definitiva hace todo un viaje a la edad adulta.

Kevin no se queda atrás. Deja el trabajo que no le llena, lo intenta con otros que le suponen un reto y para los que no le sirve sonreír o sacar músculo, tiene diferentes relaciones que no terminan de cuajar hasta que se da cuenta de que no toda historia de amor ha de ser como la de sus padres, supera su alcoholismo… y descubre que su padre no era tan perfecto como pensaba, lo que le quita un gran peso de los hombros. Pese a que los otros Pearson nunca tienen en cuenta sus opiniones por considerarle un inmaduro, lo cierto es que es quien más evoluciona. Kevin no es ese loco e impulsivo que muchos piensan, sino que es sentimental, apasionado, tierno, cariñoso y prioriza a la familia en sus decisiones.

Randall finalmente es quien más sufre en la superación de sus traumas de infancia. Fue criado en un hogar donde había cariño, sin embargo, el ser un muchacho afroamericano en una familia blanca le hizo cuestionarse a lo largo de su vida quién era. Siempre se sintió un intruso en ambas comunidades. Cuando estaba entre negros no sabía nada de su música, de sus referentes… Entre blancos siempre era el negro. En ningún momento quería echarle en cara a los Pearson que le hubieran adoptado (de hecho siempre intentó demostrar que estaba a la altura esforzándose al máximo en todo), pero de alguna manera quería saber quiénes eran sus padres biológicos para saber quién era él mismo. Su afán por alcanzar la excelencia y no fallar a nadie le generó desde pequeño frecuentes crisis de ansiedad. Pero como nunca confrontó los traumas, sino que aprendió a superar los ataques de pánico corriendo 20 millas al día, su camino para superar los demonios es más largo. Randall conoce a su padre biológico, decide acoger y luego adoptar a una niña de bajos recursos, se involucra en política para apoyar a la comunidad negra, conoce el pasado de su madre biológica, se enfrenta a sus hermanos sacando a la luz todo aquello que llevaba años callando y aprende a soltar responsabilidades y no controlar todo y a todos los que le rodean.

Pero los Pearson no hacen el camino solos. Les acompañan unos magníficos secundarios. Algunos van y vienen a lo largo de las temporadas, pero los más potentes, son Toby, Madison, Beth y Miguel. Sin duda de ellos mi favorita es Beth, una mujer fuerte, con su propia carrera profesional, con un importante carácter y un sarcástico sentido del humor. El único pero es que pese a que hay una cierta paridad en cuanto a personajes femeninos y masculinos y todos son realmente interesantes, lo cierto es que las tramas de ellas a veces siguen estando supeditadas a la de los hombres. Es como si ellas no pudieran aspirar a las metas que persiguen sus compañeros, sino que solo tuvieran hueco como esposas y madres. Tal es así en el caso de Rebecca, que está condenada al yugo de los fantasmas de su marido y nunca pudo cumplir su sueño de ser cantante profesional; en el de Kate, que casi siempre su arco gira en torno a su relación sentimental; en el de las parejas de Kevin, que dependen de sus estragos emocionales; e incluso en el de Beth, quien continuamente ha de adaptar su vida profesional y sus sueños a las decisiones de Randall.

En realidad, cualquiera de los Pearson anteponen sus necesidades y la de sus hermanos o madre a las de sus parejas. Cuando hablan de familia piensan en el núcleo de su infancia, no en los satélites que han creado como adultos. Así, es difícil que una relación sentimental evolucione, y eso que todas y cada una de sus parejas son demasiado comprensivas para todo lo que tienen que tragar. Sin ir más lejos, Miguel, que pasa media vida con Rebeca, tiene que luchar constantemente contra la imagen de un Jack que fue un buen padre y un buen marido pero que, por supuesto, también cometió muchísimos errores.

Al arranque de la serie parece que es perfecto. Jack Pearson es el centro alrededor del que orbita el universo familiar idealizado, tal y como ocurría en la sitcom tradicional. Así pues, cuando él muere, su ausencia, golpea al resto de personajes y los marca desde entonces en adelante. No obstante, a partir de la tercera temporada la cosa cambia y se empiezan a ver las costuras de este pater familias de aura divina. Poco a poco se irán conociendo pasajes menos benevolentes de un personaje que, como todos, tenía sus traumas y sus contradicciones.

En cualquier caso, si por algo atrae This is us es por la humanidad de sus personajes. Es una serie íntima que conmueve y despierta la compasión porque en algún momento todos nos podemos ver representados. Y es que todo el mundo tiene sus propios altibajos. A nivel personal y a nivel familiar. En todas las familias hay celebraciones pero también tensiones, hay conflictos de pareja, traumas del pasado, celos entre hermanos, asuntos sin resolver, secretos oscuros, enfermedades, pérdidas, tragedias, reconciliaciones… Los Pearson están marcados de una forma u otra por el drama. Bien por la adicción, por la pérdida de un recién nacido, por los padres no conocidos, por trastornos de alimentación….

También es una serie cercana por la gran cantidad de temas actuales que trata en sus seis temporadas: el duelo, la m/paternidad, la adopción, la discriminación racial, la salud mental, las adicciones, las inseguridades, la discapacidad, el amor y el desamor, la violencia, la masculinidad, la heteronormatividad… This is us habla de las expectativas que los padres ponen en sus hijos, de la necesidad de estos de complacer, de los lazos que creamos a lo largo de nuestra vida, de sentirse fuera de lugar, de los errores, del perdón… En definitiva, habla de problemas cotidianos. También subyace una crítica al famoso sueño americano. This is Us juega en su título con el US que bien puede significar nosotros, pero también las siglas de Estados Unidos. La serie pone en cuestión y reflexiona desde un punto de vista cotidiano sobre la clase media americana y el mantra de que cualquiera puede prosperar a base de trabajo duro independientemente de sus orígenes.

Magníficamente interpretada desde los actores más veteranos a los más jóvenes y con unos diálogos ágiles, inteligentes y profundos, This is us es una de las series más hermosas de todos los tiempos. Por supuesto cae en algunos clichés hollywoodienses y tiene sus fallos, pero es una historia conmovedora, tierna y sensible que subraya el valor de las relaciones, y lo hace de una forma entrañable y con una maravillosa facilidad para entrelazar el pasado y el presente. Hay muchas ficciones familiares, pero esta ha reinventado el género y ha encontrado un estilo particular, amable y cercano que engancha al espectador y le mantiene con las emociones a flor de piel en cada uno de sus 106 capítulos.

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