Cuando volvíamos de la excursión pensamos en que ya que nos daban la opción de dejarnos en el hotel o en el centro, era buena opción quedarnos en Bakú y hacer un escape antes de cenar. Así pues, en el trayecto de vuelta a la ciudad buscamos en internet qué opciones teníamos y reservamos Bank, de Portal Games. La verdad es que no había muchas opciones entre las que elegir, porque necesitábamos que cumplieran tres casillas: proximidad al centro, que pudiéramos hacerlo en inglés y que no fuera de miedo. Esto último fue quizá lo más complicado. Y aún así parece que no dimos con la tecla. Pero ya llegaremos a esto.
Pillamos algo de tráfico al entrar en Bakú, así que íbamos un poco justos de tiempo, pero llegamos con diez minutos de adelanto, así que ni tan mal. El local estaba en un sótano y nos sorprendió la ambientación de la recepción, pues era todo muy rollo Halloween. Pero bueno, como ya habíamos visto que casi todos los juegos eran de miedo, dimos por hecho que era lo que atraía a los lugareños. Le indicamos a la chica de recepción el escape que íbamos a hacer y la hora y nos dio un formulario para ir rellenando. Mientras avisó a un compañero porque ella apenas hablaba inglés (de hecho el formulario era en azerí). De nuevo nos llamó un poco la atención que nos preguntara si queríamos jugar la opción miedo, en que un actor te toca y asusta; otra intermedia en la que hay susto, pero nada de tocar; y finalmente la opción light en la que no hay miedo; pero como en algunas temáticas a veces la tensión en su justa medida le añade un punto al juego (como bien hacen en Bites Motel), pues tampoco lo vimos tan descabellado, así que elegimos la intermedia.
En estas estábamos, cuando me llega un mensaje del escape que si vamos a llegar a la hora de la reserva. Le mando una foto de la recepción indicando que ya estamos rellenando formulario y a punto de pagar cuando me dice que esa no es la sede, que tienen varias en la ciudad y nuestro escape no es ahí. Menos mal que a la chica se le había quedado el TPV sin batería y no habíamos pagado. Le explicamos enseñándole el chat que no era ahí donde teníamos la reserva y salimos pitando para el lugar correcto.
Cuando por fin llegamos con la lengua fuera la chica nos dijo que nos lo tomáramos con calma porque estaba terminando otro grupo y que mientras rellenáramos el formulario. Como ya sabíamos de qué iba la historia, pues esta vez fue todo más rápido. Dejamos nuestros abrigos y nos preparamos para nuestra misión.
Tenéis 40 minutos para robar un banco. Recordad que el guarda de seguridad está dentro y está preparado para desarmar en cualquier momento a cualquier ladrón. Para no complicar vuestro trabajo, tendréis que mantenerle alejado del banco. La secretaria os ayudará a robar el banco, así que no la dejéis escapar. Tras conseguir el dinero, tenéis que salir a través del sistema de ventilación. ¿Seréis capaces de salir del banco a tiempo llevándoos el dinero con vosotros?
Esta vendría a ser más o menos la traducción del argumento que vemos en su web. De ahí que no nos sorprendiera lo de que hubiera un actor, sustos, miedo o tocar. Al fin y al cabo, si el guarda de seguridad va a estar por ahí haciendo la ronda, pues siempre puede interactuar más o menos en el desarrollo de la misión. Ya nos había pasado en escapes de laboratorios o cárceles. Pero la cosa fue de todo menos normal.
Podemos pasar por alto que nuestra game master nos leyera la misión con pocas ganas y sin ninguna interpretación. Al fin y al cabo habíamos llegado tarde y tenía que contárnoslo en inglés, así que quizá no tenía mucha soltura y de ahí que lo leyera en el móvil sin apenas mirarnos. Ahora bien, eso de que para robar un banco tu primera sala sea un manicomio… Pues mira, cogido con pinzas. El tema es que el local estaba dividido en dos escapes: un manicomio y el banco. Supongo que este último se les quedaba corto y pensaron «Eh, ¿y si en vez de entrar por una puerta lo hacen por un edificio anexo en plan túnel y demás?» No es mala idea del todo, pero es que no es que te cueles en una casa abandonada o incluso habitada con los residentes de viaje, es que le estás metiendo un componente totalmente diferente, de una temática que no a todo el mundo le gusta, como era nuestro caso. Pero bueno, allá que fuimos, habíamos ido a jugar.
Entramos en una habitación sin apenas luz donde apenas encontrábamos objetos o cosas de donde sacar pistas. Al parpadeo de la iluminación y los ruidos de fondo teníamos que añadirle que cada x tiempo llamaban a la puerta y eso significaba que el actor iba a entrar y hacer un poco de paripé y nosotros mientras nos teníamos que esconder. Y nada, ahí, tras una cortina, los tres de pie esperando que pasaran un par de minutos y se marchara para intentar avanzar y pasar al banco lo antes posible.
Pero nada, aguantamos un par de veces el ciclo y nos cansamos, así que hicimos algo que no solemos hacer nunca: pedir pista. De aquella manera, porque había un interfono en la habitación que apenas se oía con el ruido ambiente. Pero bueno, al menos encontramos una llave que nos abrió una puerta y que más o menos nos metió en el juego de resolver pruebas. Pero no por mucho tiempo, porque pronto volvió a entrar el actor a hacer su movida. Así que vuelta a la cortina. Cuando por fin se fue ahí que retomamos la búsqueda, pero no terminábamos de avanzar y de nuevo llamaron a la puerta. Esta vez ya ni nos escondimos. Estábamos al límite de pedirle a la game master que nos retiraran al actor y nos dejaran seguir a nuestro rollo cuando entró el muchacho, nos dio una pista escondida y nos abrió directamente el paso que nos comunicaba con el banco. Creo que hasta ellos estaban hartos de vernos dar vueltas inútilmente y protestar en un idioma que no entendían.
Más animados por estar por fin en el escape que queríamos hacer, nos pusimos en modo reconocimiento y búsqueda y vimos alguna cosilla que creíamos saber cómo resolver. El problema es que no teníamos luz y cuando tienes que leer o identificar diferencias entre imágenes, pues algo de iluminación necesitas. Así que avisamos por interfono y entró la game master a darnos una linterna. A partir de ahí, resolvimos un par de pruebas, pasó el guarda de seguridad a hacer su ronda, seguimos investigando…. y nos encontramos con que la pista para desbloquear un ordenador que nos iba a dar el código para abrir la sala de la caja fuerte estaba en azerí y no en inglés… Además, el teclado era cirílico. De nuevo volvimos a notificar por interfono que estábamos atascados y lo solucionaron haciendo entrar al guarda y dejando abierta la sala después de hacer su ronda. Con esto, solo nos quedaba sacar el código de la caja fuerte, coger el dinero y echar por patas por el sistema de ventilación.
Fuera nos esperaba nuestra game master lista para darnos los abrigos y una palmada en la espalda. Aquí ni repaso a las salas, ni comentarios, ni nada. Así que aún sin creer la bizarra experiencia que acabábamos de vivir nos marchamos a cenar. Sin duda fue todo muy surrealista. Desde el inicio equivocándonos de lugar hasta el final con esa fría despedida pasando por el desarrollo del escape con todo el tema del miedo, de la ambientación, de los enigmas y de las pistas. Un despropósito.
La verdad es que no hemos tenido mucha suerte con los escapes en el extranjero. En Suiza salimos en apenas media hora porque apenas había pruebas que resolver y eran muy sencillas. En Polonia nos sobraron también 20 minutos porque había enigmas que se podían sacar sin tener todas las claves y la ambientación estaba también más próxima a un juego de miedo que a la resolución de un asesinato. Además nos daban las pistas por medio de post-its bajo la puerta. En Boston nos metieron una pareja que no conocíamos, que no había jugado nunca y que no se comunicaba con nosotros para resolver los puzzles (y que incluso se quedaba con las pistas). En Bosnia y Herzegovina nos daban las pistas por un buzón y los objetos se podían usar más de una vez (cosa que no suele ocurrir nunca). Y en Alemania nos encontramos con unas salas de desarrollo asimétrico y poca coherencia, aparte de una pista en la que no necesitábamos perder tiempo porque ya conocemos los números romanos.
Es cierto que de todos los que llevamos hechos en territorio nacional también hemos encontrado alguno flojo, como El Casino, pero en general hay muchísimo más nivel. No puede ser que siempre que viajemos demos con el malo del país. Por pura probabilidad alguna vez nos tenía que tocar uno de más nivel. Y sí, el de Boston estaba muy bien, pero no puedes mezclar grupos así como así, y menos si ni siquiera hablan el mismo idioma. El caso es que con esta experiencia, se nos quitaron las ganas de buscar uno en nuestra próxima estancia en Georgia. Quién sabe si en el futuro buscaremos en otro viaje.
Debe estar conectado para enviar un comentario.